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miércoles, 23 de junio de 2010

¿Comodidad?

Esta mañana se presentaba como una mañana tranquilita.
Mientras desayunaba Martina se ha despertado y he tenido que ir corriendo a la cama, antes de que se pusiera a gatear por la cama y acabara en el suelo.
Al entrar a la habitación me ha recibido con una sonrisa y con los brazos dirigiéndolos hacia mi, ansiosos porque los cogiera.
Como cada mañana desde hace trece meses y 13 días me he sentido feliz.
Como cada mañana se me ha erizado el vello de mi piel sólo de pensar lo feliz que soy y que espero seguir siendo, de pensar en como una personita tan pequeña te puede aportar tanto.

Después de arreglarnos y ponernos guapas para ir a dar un paseo y acercarme hasta el trabajo para saludar hemos elegido el calzado.

Lo de Martina era fácil, no tiene mucho donde elegir, por ahora, zapatitos azules, bien sujetos que le aguanten su pequeño pie en los pasos atrevidos que empieza a dar.

Los míos era otro cantar.

No se por qué pero desde que soy madre intento ponerme a juego con la ropa de Martina. Me hace gracia que vayamos de los mismos colores y así he hecho, buscar zapatos azules.

Con este calor, no me ha quedado otra que buscar unas sandalias.

Pero a la hora de elegir las sandalias siempre me hago la misma pregunta: ¿tengo que andar mucho? hoy, la respuesta era si, y aún así me he decidido por las sandalias azules.

Son unas sandalias cómodas, pero con dos pegas que sólo lo son cuando el trayecto es largo, por un lado son excesivamente planas, y por el otro, demasiado sueltas.

Después de unas tres horas fuera de casa, de las cuales habré estado andando una hora y media, estoy destrozada. Me noto cansada y aunque los pies no me duelen, estaban deseando llegar a casa y que los calzará en unas chanclas de las de dedo, de lo más normalitas que hay pero que son comodísimas.
Esto me lleva a plantearme la siguiente cuestión: cuando buscamos unos zapatos, ¿buscamos comodidad o que nos gusten?
Si esta misma pregunta me la planteara en invierno, no dudaría en contestar que ambas características se encuentran igualadas, no me compraría unos zapatos que no me gustan esteticamente al igual que no me compraría unos que no son cómodos.
Pero no se qué pasa que cuando llega el verano tendemos a fijarnos más en la belleza que en la comodidad.
Tendré que pensar como si fuera invierno la próxima vez que me compre unos zapatos en verano.